La terapia visceral consiste en la manipulación indirecta de los órganos viscerales con el propósito de devolverles su motilidad y tono normal.
La manipulación visceral puede ayudar a mejorar la salud de los órganos, tanto en su función fisiológica como en relación con todo el sistema visceral y estructural.
La terapia visceral puede ayudar en patologías como: estreñimiento, naúseas, cicatrices internas o dolor menstrual, incluso en niños el cólico del lactante… Pero, además, por convergencia nerviosa desde la médula podemos ayudar a disminuir dolores de tipo músculo-esquelético del raquis.